El soviet-art es un movimiento informal que surgió en la Unión Soviética a principios de los años setenta como protesta de los jóvenes artistas contra la dominación de la corriente oficiosa de realismo socialista. Sus seguidores manejaron mucho la ironía y el sarcasmo ridiculizando los símbolos más venerados de la ideología soviética.
Uno de los pioneros del nuevo estilo fue Leonid Sókov que presenta por estos días una exposición personal en el Museo de Arte Contemporáneo de Moscú.
Las obras de Sókov es una fusión de dos civilizaciones: la sovética y la occidental. Sus grupos escultóricos juntan a Stalin con Marilyn Monroe, a Lenin con el famoso Hombre caminando de Giacometti y a personajes de historietas norteamericanas con juguetes populares rusos.
El artista suele decir que está creando una nueva mitología y advierte que sus esculturas no son caricaturas, ni chistes. Llevan al público a un mundo distinto, poblado por héroes mitológicos modernos, en un fascinante viaje por una realidad estética personalizada.
Desde niño soñó con la escultura, terminó la Escuela de Artes Stróganov y se convirtió en un
artista profesional. “Me iba muy bien. Era parte del gremio, miembro de la Unión de Artistas Soviéticos e incluso uno de los directivos de la sección de escultura. Tenía un taller en la parte céntrica de Moscú”, recuerda Sókov. Puesto que trabajaba para el gobierno, no le faltaban pedidos. Podía llevar una vida cómoda y tranquila. Pero, incapaz de saciar sus ambiciones artísticas con el arte oficialista, por fin, se fue al soviet art.
artista profesional. “Me iba muy bien. Era parte del gremio, miembro de la Unión de Artistas Soviéticos e incluso uno de los directivos de la sección de escultura. Tenía un taller en la parte céntrica de Moscú”, recuerda Sókov. Puesto que trabajaba para el gobierno, no le faltaban pedidos. Podía llevar una vida cómoda y tranquila. Pero, incapaz de saciar sus ambiciones artísticas con el arte oficialista, por fin, se fue al soviet art.
El vanguardismo de principios del siglo XX fue prácticamente olvidado en la época soviética. La generación soviética de los años sesenta tuvo que redescubrir para sí el mundo del arte moderno, dijo a La Voz de Rusia el coordinador de la exposición, Andrei Yeroféev. Formados en el arte académico, ellos se fueron al modernismo, siguiendo luego todas las etapas que sus colegas americanos y europeos vivieron por los años treinta y cuarenta. El arte soviético quedó artificialmente separado del resto de la cultura mundial. Pero ellos pasaron todas las etapas y han logrado actualizar su instrumental artístico.
La obra de Sókov refleja todas las peripecias de este complicado camino. El pensamiento del artista evoluciona vertiginosamente al compás de su rápido avance. El conceptualismo irónico de Sókov fue mal visto en la Unión Soviética. No podía participar en las muestras de la Unión de Artistas Soviéticos ni exponer sus obras en galerías privadas que todavía no existían. En algún momento, el conflicto entre el artista y el sistema llegó a sus extremos, y en 1979 Sókov emigró a EEUU.
Aislados del proceso cultural, obligados a vivir prácticamente en la clandestinidad, bajo control policial, sin poder exponer sus obras en público, los artistas tuvieron que defenderse de alguna manera, dice Andrei Yeroféev. Sókov reformó el concepto de arte soviético buscando en él lo pagano y lo arcaico. Creó una cultura específica y divertida, una versión carnavalesca de la propaganda soviética. Era una gran paráfrasis que terminó arruinando la ideología oficial.
Hoy en día, Sókov expone sus esculturas en los mejores museos del mundo. En Rusia se conocen mejor sus primeras obras. La muestra del Museo de Arte Contemporáneo puede llenar en parte esta laguna. Presenta sus trabajos tomados de importantes colecciones públicas y privadas de EEUU, Europa y Rusia, incluida la Galería Tretiakov de Moscú, así como esculturas expuestas en el taller del artista. Además de las esculturas, hay obras pictóricas del maestro, prácticamente desconocidas en Rusia.
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